The Living Room -

La Sala de Estar

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mientras lees The Living Room.



¿Y tú qué practicas?


Jazz y liderazgo


Finanzas personales


Portadas...


Los riesgos de ser diferente


¿Tienes ya tu "Ikigai"?


Cultura analógica...


Marca personal invisible


Confident leaders


Hablar o no hablar


Reconocimiento facial


Coches eléctricos


Reuniones, reuniones...


Prejuicios y discriminación


Motivación


Inteligencia artificial


El arte del Kintsugi


Lista de Navidad

 

 

 


ROBÓTICA Y SUS MATERIALES


Chesterton


Edison

I start where the last man left off.

Comienzo donde el último hombre abandonó.

(Thomas Alva Edison)


Navidad en familia


Beneficios del aprendizaje de idiomas

  • https://elearninginfographics.com/benefits-language-learning-infographic/

Mejorando el arte de la conversación


Más sobre el arte de contar historias


Cualidades para el liderazgo


Management strategies and skills


Leyes para comunicar


Creatividad


Integridad

Integridad significa vivir y actuar alineado con las leyes espirituales y con nuestra más alta conciencia, a pesar de los impulsos a hacer lo contrario.

Del corazón de la integridad, reconocemos, aceptamos y expresamos nuestra auténtica realidad interior, inspirando a los demás no con palabras, sino con nuestro ejemplo.

 No estoy seguro de ganar pero estoy seguro de ser verdadero.
No estoy seguro de tener éxito pero estoy seguro de vivir de acuerdo a la luz que tengo.

 (Abraham Lincoln)


Talking about Coaching


¿Te atreves a soñar?


Agatha Christie. Why does mistery appeals to us


El poder de las historias


Si no te lo aplicas, no sigas leyendo

 

“Son capaces porque creen que son capaces” (Virgilio)

 

 -“Sólo se tiran piedras al árbol cargado de frutos” (Proverbio árabe)

 

 -“Quién no es tentado no es puesto a prueba; quien no es puesto a prueba, no progresa” (San Agustín)

 

 -“El que tiene siempre ante sus ojos un fin hace que todas las cosas le ayuden a conseguirlo” (Robert Browning)

 

 -“¿Quién siendo amado es pobre?” (Oscar Wilde)

 

 -“Si la vida te da limones, haz una limonada” (Dale Carnegie)

 

 -“Entregaste tu vida por ser la persona en la que te has convertido ¿Valió la pena?” (Richard Bach)

 

 -“Si quieres montarte en una mula sin defectos, acabarás siempre yendo a pie” (Miguel de Cervantes)

 

 -“El que cambia sus pensamientos, cambia su destino” (Stephen Crane)

 

 -“Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre” (Mahatma Gandhi)

 

 -“Los acontecimientos no te lastiman, tu percepción de ellos sí puede hacerlo” (Epícteto)

 

 -“Las cosas del mundo no varían hasta que alguien las hace variar” (James Garfield)

 

 -“Decídete y serás libre” (Henry Longfellow)

 

-“La felicidad que da el dinero está en no tenerte que preocupar por él” (Anónimo)

 

 -“La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito” (Ralph Waldo Emerson)

 

 -“No hay montaña sin niebla; no hay hombre de mérito sin calumniadores” (Proverbio turco)

 

 -“Primero debes decirte a ti mismo lo que quieres ser, y luego hacer lo que tengas que hacer” (Epícteto)

 

 -“Nada es, a menos que nuestro pensamiento haga que sea” (William Shakespeare)

 

 -“Muchas personas pasan por la vida suicidándose parcialmente” (Joshua Loth Liebman)

 

 -“Un error exitoso es aquél que te da un feed back tan rico en información que se traduce en oportunidad” (Balime McCormick)

 

 -“No tienes por qué ver toda la escalera; basta que subas el primer peldaño (Martín Lutero King”)

 

 -“La gente a la que le va bien en la vida es la gente que va en busca de las circunstancias que quiere, y si no las encuentra, se las hace, se las fabrica”. (George Bernard Shaw)

 

 -“La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella” (Marco Aurelio)

 

 -“Una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos” (Lee Iacocca)

 

 -“La autoestima es la reputación que adquirimos de nosotros mismos.” (Nathaniel Branden)

 

 -“Ten cuidado acerca de lo que dices a ti mismo.” (Zig Ziglar).

 

 -“Lo conseguimos porque no sabíamos que era imposible” (Gustavo Montilla)

 

-“El mundo odia el cambio, pero es lo único que ha traído progreso” (Charles Kettering)

 

 -“Un error es un acontecimiento cuyo beneficio todavía no se ha convertido en una ventaja” (Ed Lond)

 

 -“La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia”. (Ovidio)

 

 -“Quien se empeña en pegarle una pedrada a la luna no lo conseguirá, pero terminará sabiendo manejar la honda”. (Proverbio árabe)

 

-“La experiencia no es lo que te pasa. Es lo que haces con lo que te pasa” (Aldous Huxley)

 

 -“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. (Séneca)

 

-“Organizar tus cosas, ayuda a organizar tu mente” (Sandy Block)

 

 -“Un mar tranquilo nunca hizo un buen marinero” (Anónimo)

 

 -“¿Esperas una oportunidad para esforzarte o te esfuerzas por generar una oportunidad?” (Anónimo)

 

 -“Los grandes espíritus siempre han tenido que luchar contra la oposición feroz de mentes mediocres”. (Albert Einstein)

 

-“Talento = Capacidad  x  Compromiso

 

Resultados extraordinarios = Talento  + Ilusión” (Anónimo)

 

-“Somos lo que hacemos cada día, de modo que la excelencia no es un  acto, sino un hábito” (Aristóteles)

 

 -“Apunta siempre hacia la luna, aun cuando falles aterrizarás entre las estrellas”. (San Agustín)

 

-“De la ignorancia nos equivocamos, pero del error aprendemos (Proverbio romano)

 

 -“Alcanza la excelencia y compártela” (San Ignacio de Loyola)

 

 -“Para empezar un gran proyecto, hace falta valentía. Para terminar un gran proyecto, hace falta perseverancia”. (Anónimo)

 

 -“Si no te esfuerzas hasta el máximo, ¿cómo sabrás donde está tu límite?” (Anónimo)

 

 -“Entre la persona que eres y la persona que quieres llegar a ser hay un espacio. ¿Con qué lo vas a llenar?” (Anónimo)

 

 -“No hagas lo que los demás hacen. Haz lo que los demás quisieran hacer y no se atreven”. (Anónimo)

 

-“El destino dio al hombre el coraje de perseverar” (Luwig Van Beethoven)

 

-“Si no tienes el valor de perder de vista la costa nunca descubrirás nuevos océanos” (Anónimo)

 

 -“No aceptes la derrota antes de luchar” (Anónimo)

 

 -“Si luchas contra una enfermedad, puedes morir; si no luchas, estás muerto” (Anónimo)

 

 -“El fracaso derrota a los perdedores e inspira a los ganadores” (Robert Kiyosaki)

 

-“Cuanto más hagas de lo que haces, más obtendrás de lo que tienes” (Anónimo)

 

-“El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta” (Herbert Von Karajan)

 

  -“Somos como bolsas de té; no conocemos nuestra verdadera fuerza hasta que estamos en agua caliente”. (Hermana Busche)

-“Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives” (Marcel Proust)


Reglas de liderazgo

1- Conecta con tu equipo, reconoce su existencia.

2-No juzgues; enseña.

3-Da la opción de elegir.

4-Llega al corazón de los demás.

5-Escucha.

6-Reconoce los problemas.

7-Integra a todos.

8-Ayuda a desarrollar el talento de cada uno.

9-Contextualiza las situaciones.

10-Toma decisiones arriesgadas.

11-Da generosamente.

12-Sé auténtico.

13-Usa el poder sabiamente.

14-Conoce a los demás, pero sobretodo, conócete a ti mismo.

15-Dí la verdad.

16-Actúa con honradez.

17-Trabaja por un mundo mejor.

18-Da ejemplo.

19-Avanza y anima a otros a avanzar.

20-Sé coherente con tu vida.


Inspirar para la acción

¿Cómo te ves en cinco años?  ¿Estás trabajando ya para ser quién quieres ser dentro de cinco años? Si la respuesta no es "sí", sal de este blog y ¡ponte en acción!


Aprender a bailar bajo la lluvia

 

Podía haber sido un desfile procesional de una Cruz de Mayo más, como tantas que son habituales en este mes, luminosa y bajo el sol primaveral. Pero…  “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Al retraso de casi 45 minutos en la salida se unieron unas amenazantes nubes negras y una versión del diluvio universal interrumpió el cortejo a unas decenas de metros de su punto de partida.

 

Conozco bien la dedicación de mi ciudad a las manifestaciones de religiosidad popular, las he vivido y glosado, si bien en lo que a desfiles procesionales se refiere no soy especial “seguidora”.  Esta postura no siempre sienta bien y reconocerla me sitúa como un cristiano protomártir en un circo romano… en el que las fieras paradójicamente son correligionarios. En cualquier caso ello no me hace insensible al dolor de unos niños que ven truncada su ilusión de participar en un desfile de una Cruz de Mayo debido a la lluvia, como tampoco me hace insensible al dolor de niños y no tan niños cuando la lluvia impide una procesión de Semana Santa. Pero creo que es bueno extraer lecciones de las contrariedades de la vida y pensar que lo que hoy es una contrariedad puede traer mucho bien escondido. Y no me refiero al beneficio que la lluvia trae a los cultivos del campo (tópico consuelo), a la limpieza de la atmósfera que ayuda a respirar mejor (digánselo a los asmáticos severos de origen alérgico) o a la limpieza gratis de vehículos en plena calle.

 

En los primeros tiempos de vida nuestras contrariedades nos parecen enormes. Después las recordamos con una sonrisa paternalista y nos quejamos de las contrariedades del momento porque ésas sí que son importantísimas. Y un poco después –si sobrevivimos a tanta calamidad, claro está- todas las contrariedades… se nos quedan pequeñas y hasta las peores tragedias pueden en algún momento devolvernos la sonrisa. No me refiero a las contrariedades pequeñas sino a las grandes, como problemas graves de salud, fallecimientos de seres queridos, contratiempos graves laborales, conflictos sentimentales y toda una serie de traumas que van barajados en el mazo de cartas de la vida. Lo digo con conocimiento de causa porque como la inmensa mayoría de seres humanos he vivido los traumas citados y algunos más. Y esto no es una apología de uno mismo sino de los seres inspiradores, resilentes por excelencia. He tenido la fortuna de conocer a esa gente extraordinaria y deseo compartirlo.

 

Son personas que han experimentado guerras, prisiones, campos de concentración, secuestros, atentados terroristas, aparatosos accidentes de tráfico, enfermedades graves o muertes traumáticas de sus familiares… personas que en teoría tenían todos los motivos del mundo para ejercer el victimismo y…¡eran sonrisas vivientes! Le habían dado la vuelta a sus tragedias de forma que las habían convertido en fuente de crecimiento personal y de felicidad. Sí, felicidad. Por supuesto no desperdiciaban su tiempo ni su inteligencia con el rencor, con el dar lástima, con la ira contra el mundo. Empleaban todas sus energías en una reconstrucción de tal calibre que en vez de volver a ser una “casita” como antes, se convertían en un “palacio”.

 

Hay personas que les suceda lo que les suceda son conscientes de que sus estados emocionales son suyos, de que su felicidad es responsabilidad suya y de que hay algo muchísimo peor que sufrir una tragedia física, familiar, laboral, amorosa etc; hacer una tragedia de tu vida.

 

En eso consiste la resiliencia: en que si la vida da limones, hacer una limonada. Resiliencia es “la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal”.

 

Amargarse lo más mínimo por los elementos meteorológicos adversos –que además no dependen de uno mismo- es además de inútil una forma de abonarse a las creencias colectivas limitantes pensando que “el día se ha aguado”. ¿Y si es una magnífica ocasión para divertirse de otra forma y para hacer otras cosas que pueden superar la felicidad prevista?

 

Sin ir demasiado lejos, un sencillo ejemplo. En el norte de España hay unas playas preciosas y una climatología variable en verano. Sus lugareños suelen decir que “no son playas de ir a bañarte todos los días”–salvo con neopreno-. Puede haber dos días lluviosos seguidos, luego un día nublado con frío, después otro día lluvioso, luego uno sorprendentemente brillante, el siguiente de nubes y claros… y así todo el verano. ¿Qué hace la gente? Pues va a la playa a diario y no pierde el tiempo en lamentaciones. Y si alguien ha experimentado ir La India en pleno monzón…, seguro que ha disfrutado del goce de la lluvia sin acordarse del arca de Noe.

 

En mi caso, los inconvenientes de la procesión me dieron ocasión de mantener tres interesantes conversaciones  con otras tantas personas interesantes, que de otro modo se habrían demorado en el tiempo. Y a observar las manifestaciones de la resiliencia: cómo en la infancia y en la adolescencia hay quien se desmorona ante cualquier contrariedad y quien ve motivos de sonreír en ellas. Paradójicamente hubo personas muy afectadas pese a tener la suerte de mojarse menos gracias a  árboles o soportales, mientras que otras aparecieron radiantes aunque parecía que se habían caído al Guadalquivir o que las habían bautizado por inmersión.

 

Lo bueno es que nada nos impide desarrollar la resiliencia ¿Qué nos impide tener un comportamiento de superación ante una situación adversa? ¿De quién depende sobreponerse o hundirse?

 

La lluvia también ha dado pie a escribir esta nota pensando no sólo en quienes vivieron un evento festivo bajo un aguacero, sino en esas personas que creen estar dentro de un pozo oscuro o dentro de una infinita mala racha o dentro de una maldición…, cuando en realidad sólo están “dentro de la vida”.

 

Y “la vida no es esperar a que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia”.

 

The Living Room ©

 


Ilusión

Sin ilusión, la humanidad moriría de desesperación o de aburrimiento.” (Anatole France)


El Papa y el coaching

¿Un papa coach? Sí, coach, no director espiritual,  orientador, consejero, mentor, guía, líder, etc,  aunque también pueda ejercer estos roles. Con el revuelo mediático de la renuncia de un pontífice y la llegada de otro, es buen momento para hablar de dos cuestiones aparentemente inconexas incluidas en un curioso libro. ¿Un papa coach? Sorprendentemente sí, al menos en ciertas circunstancias. Esto exige saber separar roles, saber cuándo se debe intervenir y aconsejar y cuándo se debe dejar que la persona decida su acción y sus tiempos. Y hacerlo en un ámbito complicado, donde las fronteras de los roles son confusas. ¿Es algo imposible de separar? No. Un desafío estimulante.

 The Pope and the CEO”  (“El Papa y el director ejecutivo”) de Andreas Widmer, es aparentemente un volumen de memorias de tantos que se escriben sobre figuras relevantes. Un guardia suizo retirado y reconvertido en director ejecutivo, consultor y coach, relata su experiencia castrense en el Vaticano en  los primeros años del pontificado de Juan Pablo II, así como su posterior carrera profesional en el mundo de los negocios, en la que conoce el éxito, el fracaso y la recuperación. En sus páginas, intercalado entre anécdotas, se descubre nada más y nada menos que un manual de coaching. Pero no al estilo de los habituales libros sobre coaching tan abundantes en el mercado editorial, sino algo totalmente diferente.

 El autor plasma no sólo sus vivencias personales de su tiempo en la guardia suiza, sino cómo llegó a aprender del pontífice el ejercicio del liderazgo sobre uno mismo y su posterior extrapolación al mundo del liderazgo empresarial, a vivir en equilibrio entre sus valores y el mundo de los negocios y a crecer en el desarrollo personal espiritual. El resultado es un curioso combinado de coaching personal y coaching ejecutivo pero con un estilo totalmente distinto a los clásicos manuales sobre la materia. Visión, misión, propósito, valores, identidad o gestión de equipos entre otros aspectos, son analizados en cada capítulo. Y cada capítulo culmina con una tanda de las herramientas por excelencia del coaching: las preguntas. Responderlas en profundidad requiere cierto esfuerzo y un posterior proceso de “descompresión”. Porque se dirigen a los niveles lógicos más profundos: al de la espiritualidad, al de la identidad y al de los valores.

 El libro ofrece un profundo y original modelado de Juan Pablo II, sobre su papel como dirigente espiritual y político y su impacto como comunicador. Trata con detalle cuestiones relativas al liderazgo y relata cómo la personalidad del papa polaco se convirtió para él en un elemento de inspiración y de aprendizaje personal y profesional, que impulsaba a los demás a sacar lo mejor de sí mismos. Las anécdotas revelan un pontífice cercano y detallista, pendiente de quienes le rodean y dotado de una gran memoria y sentido del humor. Se muestra un estilo de liderazgo centrado en la dignidad del humano. Y posteriormente una extrapolación al mundo de los negocios lleva al autor a tomar conciencia de la supremacía de la persona por encima de las empresas.

 Cada capítulo se complementa en la página web del libro con  más herramientas de coaching –desde la rueda de la vida a planes de acción, cuestionarios, etc-, bibliografía, enlaces a otras webs y textos que invitan a una profunda mirada interior y que van desde oraciones a citas bíblicas pasando por diversos documentos relacionados con el humanismo cristiano.

 La narración transcurre en un ambiente singular y deja entrever la apretadísima agenda de Juan Pablo II y las actividades de su estilo de vida: madrugones monacales, práctica deportiva, intensos tiempos de oración, exhaustivos trabajos de preparación de documentos, constantes e intensos viajes, ajetreadas audiencias públicas y privadas, desayunos y almuerzos con invitados, tensiones políticas… Sobre esa fase de su pontificado, el libro destaca cómo Juan Pablo II llegaba a agotar con su alto nivel de energía física a los entonces jóvenes y atléticos soldados de la guardia suiza. “No sé cómo lo hace este tipo”, solían musitar los exhaustos guardias al retornar tras alguno de los numerosos viajes del pontífice.

 ¿Se trata de un libro de coaching exclusivo para empresarios católicos? En absoluto. Funciona como un peculiar “tratado” de coaching de espiritualidad, de identidad y de valores,  pero que resulta de aplicación válida para usuarios de cualquier confesión y actividad profesional. Lo más relevante es que subyacen dos elementos habituales del éxito de un proceso de coaching:la eliminación de barreras mentales -que caracterizaba a Juan Pablo II-, y la actitud orientada a la acción -la famosa “can-do attitude”-. del pontífice. “Puedes hacer”.

 Coaching en el Vaticano. Y en todas partes.

 The Living Room ©

http://www.thepopeandtheceo.com/the-book


¿Estás haciendo lo que te apasiona?

¿Está tu puesto de trabajo a la altura de tu cualificación profesional?

 ¿Quieres con toda tu alma, con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas trabajar en lo que te apasiona?

 ¿Estás dispuesto a intentarlo con toda tu alma, con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas?

 ¿Te imaginas llegar a la muerte sin ni siquiera haberlo intentado?

 ¿De qué serías capaz si supieras que no vas a fallar?


El conde de Montecristo

 

 

Considerando las muchas conversaciones que he mantenido, mantengo y espero mantener con mis    amigos los libros, si tuviera que responder ¿qué conversación cambió mi vida? la  “conversación bibliográfica” agraciada, sería: “la conversación con el libro que esté leyendo en ese momento”. Porque el impacto de los libros del pasado pertenece al pasado, el del futuro al futuro y sólo los del presente están vivos.

  Y después de todo esto elegiría la conversación de un “manual de superación”. Un clásico. “El conde de Montecristo” (Alexandre Dumas).

 

¿¿¿Un libro de venganza???

 

 Nada de eso. Mi punto de vista es radicalmente distinto. Cuando se lee en profundidad, la versión completa de esta obra – no adaptaciones ni versiones cinematográficas o televisivas mutiladas y/o deformadas- se descubre que se trata nada más y nada menos un libro de superación, de crecimiento personal, de desarrollo del potencial interior, de gestión del talento, de camino a la excelencia. Y en formato de novela de aventuras. La evolución de un individuo capaz de transformar su triste destino, que experimenta la adversidad y en limitación aprende a ser ilimitado en sus propósitos.

 

 Cierto es que la novela se centra en el tema de la venganza pero hasta ésta sale superada y cuestionada al final de la obra, cuando el protagonista percibe que ha ido demasiado lejos. El clásico de Alejandro Dumas –de la escuela de Dumas, para ser exactos, ya que su autor “trabajaba en equipo”, por decirlo de algún modo- se centra en la psicología humana y desarrolla con detalle personajes y tramas. A diferencia de otro ilustre novelista galo, Julio Verne, que destacaba por sus preclaras intuiciones científicas en escenarios exóticos pero cuyas tramas repetían esquema y sus personajes eran planos y clónicos, las tramas de las obras de la escuela de Dumas son mucho más ricas y complejas y el interior de sus personajes está mucho más trabajado.

 

 La novela es obra de Alejandro Dumas y Augusto Maquet, uno de sus colaboradores habituales. Se terminó en 1844 y se publicó en 18 entregas  en el diario “Journal des Débats” durante los dos años siguientes. La acción transcurre entre Francia e Italia, desde 1814 a 1838 y trata un abanico de temas, como la justicia, la venganza, la piedad, el perdón, el peso del pasado, la incertidumbre, el honor, el desamor, la lealtad, la obsesión, el destino, Dios… Sus personajes representan lo mejor, lo peor y lo regular de la condición humana. Está basada en el caso real narrado por el archivero policial Jacques Peuchet, que en 1837 había publicado una serie de relatos entre los que figuraba uno titulado “El diamante y la venganza”. En él contaba la historia del zapatero François Picaud, al que unos amigos celosos habían acusado falsamente y que fue encarcelado largos años en el castillo de la Fenestrelle. Una vez libre de la cárcel accedió a un tesoro legado por un compañero de prisión y posteriormente se dedicó a vengarse. Familiar ¿verdad? En todo caso el arquetipo del vengador justiciero o el justiciero vengador se repite en la literatura, en el cine y en la historia. En la intrahistoria de cada entorno probablemente todos conocemos a alguien que tras sufrir una serie de adversidades saca fuerzas y termina dando la vuelta a su destino. Estudiantes que superan un mal expediente académico y logran brillantes resultados; emprendedores que parten de la nada y crean prosperidad; pacientes que contra todo pronóstico vencen la enfermedad; seres que sufren rupturas sentimentales y rehacen su vida. Personas que sufren grandes catástrofes de todo tipo y que salen adelante, ya sea de una ruína económica, de un campo de concentración, o de la muerte de sus seres queridos.

 

 Edmundo Dantés  no es más que un modelo muy particular que encarna esa capacidad de superación llamada resiliencia. No lo hace de golpe, es un proceso paulatino que vive en la limitación de la prisión. Además recibe la ayuda de un mentor que resucita en él el sentimiento de la esperanza y le estimula hacia la acción. En ese proceso se movilizan las energías que permitirán a Dantés aprovechar una ocasión para escapar, usar sus recursos del pasado -sus conocimientos de natación y de marino en el Mediterráneo-, acceder a nuevos recursos materiales (un tesoro) y trazar un plan de acción enfocado a su particular forma de ver la justicia. Se convierte en alguien capaz de generar sus propias herramientas y sale fortalecido de situaciones adversas que se convierten a su vez en un desafío aleccionador y estimulador. Y si bien se convierte también en un ángel vengador para con quienes le perjudicaron, su energía no sólo se plasma en lo negativo sino en lo positivo, y, como un peculiar Jano bifronte, el mismo personaje encarna el rol de ángel protector para con quienes le apoyaron. Cuando la venganza se le escapa de las manos, muere el primer inocente y su mente empieza a centrarse en emprender una nueva vida con un nuevo amor, Dantés advierte que debe soltar el lastre del pasado para volar con ligereza hacia el futuro.

 

 En física, la resiliencia alude a la capacidad de recuperación de los materiales tras ser sometidos a un esfuerzo. ¿Qué contribuye a ser más resiliente? Dantés no huye de sus problemas, se concentra en afrontarlos fase por fase; se permite sentir emociones intensas pero también sabe controlarse en situaciones de crisis; dosifica sus esfuerzos sin dejarse llevar por los impulsos ni por la euforia; confía en sus posibilidades y desarrolla la paciencia; aprende a hacer de la necesidad virtud y a ver nuevas oportunidades en las crisis; desarrolla un profundo conocimiento de la naturaleza humana y cuenta con un apoyo emocional como el abate Faria en prisión y posteriormente sus protegidos.

 

 La novela termina con un consejo en la despedida epistolar de Dantés, tras embarcarse rumbo a Oriente a emprender una nueva vida con nuevo amor. “Confiar y esperar”.

 

 La confianza: entendida como autocreencia, y que confiere fe en las posibilidades de uno mismo, valor y autoestima para emprender retos; sustentada en la creencia de que el ser humano tiene una dignidad única simplemente por el hecho de “ser”, da igual lo que haga o lo que sienta. Y La esperanza: entendida como la visión abierta a todas las posibilidades y que supera los límites que se autoimpone la mente.

 

 Dos valores humanos profundos, dos “certezas” para sobrevivir en un mundo de incertidumbres.

 

 “… el que ha probado el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, para saber cuán buena es la vida. Vivid, pues, y sed, dichosos. Y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará en dos palabras: ¡Confiar y esperar!

 

 Vuestro amigo, Edmundo Dantés.”

 

The Living Room ©


Querido Estudio 1:

Ay, las entrañables producciones televisivas de antaño, “Estudio 1” y similares… Unos espacios que han envejecido de manera excelente, como los grandes vinos y que al mismo tiempo pueden considerarse delicados y exquisitos “manjares”, nutritivos y saludables. Sobretodo si los comparamos con las emisiones televisivas actuales. Después de degustar un “menú televisivo” de alta calidad ¿quién quiere un “fast food TV”? Y cuando se sigue una dieta sana para el espíritu… siempre se sale ganando.

 Ver una gran obra televisiva de este tipo deja en nuestro interior una resonancia especial, al igual que cuando salimos del cine tras ver una gran película que nos ha impactado profundamente.

Es ese eco especial que nos hace recordar con agrado la obra y que permanece durante mucho tiempo. Las obras de “Estudio 1” conservan ese eco. La adaptación, la interpretación, la dirección de actores, la realización, la escenografía, la iluminación de estas obras… todo era excepcional en “Estudio 1” y más meritorio al darse en una época sin los avances técnicos actuales.

 Lamentablemente no hay registro de muchas de aquellas piezas -gran parte de ellas en blanco y negro-, ya que se hacían en directo o se grababan en registros que no se han conservado o que se han reutilizado para otras producciones.  Además la exhibición de grandes clásicos en los espacios más afamados -“Novela” y “Estudio 1”- no mermó la asistencia a las representaciones teatrales en vivo, sino que la fomentó.

Estas producciones duermen “el sueño de los justos”, aunque ha habido reediciones de antologías parciales de algunas obras y reemisiones televisivas como en los canales Nostalgia o 50 Aniversario hace unos años, y una nueva reedición de Estudio 1 con contadísimas producciones.

 Estos espacios datan de una época totalmente distinta a la actual, que casi cuesta creer que existiese realmente. Unos tiempos en los que dominaba la producción propia y los programas teatrales ocupaban un lugar privilegiado. En aquella época llegaban a emitirse una o dos representaciones diarias (a media tarde y por la noche), muchas veces en riguroso directo. Hablamos de espacios como “Novela”, “Teatro de familia”, “Gran Teatro”, “Estudio 3”, y el más famoso de todos y que se ha convertido en “denominación de origen”. Los productos “Estudio 1”.

 “Estudio 1” nació para sustituir a “Primera fila” y pronto alcanzó gran fama y ocupó la franja de máxima audiencia. Su primera representación fue la obra “La rosa de los vientos” en la que actuaban Fernando Delgado, María Massip o María José Valero. El éxito del programa lo mantuvo una veintena de años en pantalla de forma casi ininterrumpida y con algún que otro retorno. Tras sus primeros quince años volvió a reemitirse el 25 de enero de 2000 pero la evolución de los gustos de la audiencia y la competencia con otros canales, entre otros factores, motivaron que no alcanzara ni una periodicidad semanal, por lo que finalmente se redujo a dos o tres representaciones anuales, si bien hace unos años retornó, con avances técnicos pero sin la fuerza y la continuidad de antaño.

El palmarés de premios de “Estudio 1” y de sus protagonistas es notable. En 1967 recibió el Premio Ondas al Mejor Programa Dramático; en 1972 la Antena de Oro y muchos de sus intérpretes fueron también galardonados por su participación en sus obras, tanto con premios Antena de Oro, Fotograma de Plata, TP de Oro, etc. El elenco de obras es amplísimo y varias se realizaron en más de una ocasión, como por ejemplo, Don Juan Tenorio -con cinco versiones- y muchas han terminado incluidas y erróneamente atribuidas a “Estudio 1”, cuando en realidad se emitieron en otros espacios dramáticos similares, sobretodo en “Novela”, como ocurre con las populares “El Conde de Montecristo” o “Diego Acevedo”.

 Tan sólo por citar algunas obras adaptadas de “Estudio 1”: Don Juan Tenorio, Tres sombreros de copa, Hamlet, El avaro, Misericordia, Doce hombres sin piedad, El abanico de Lady Windermere, Doña Clarines, Diálogos de carmelitas, Enrique IV, La gaviota, Tío Vania, Romero y Julieta, Antífona, Malvaloca, El alcalde de Zalamea, Muerte de un viajante, El proceso del arzobispo Carranza, El adefesio, La malquerida, El mercader de Venecia, La importancia de llamarse Ernesto, Papa Goriot, Las de Caín, Las mocedades del Cid, Dulcinea, El caballero de Olmedo, Pequeñeces, El divino impaciente, Fedra, El sueño de una noche de verano, Seis personajes en busca de un autor, El chico de los Winslow, Teresa de Ávila, Juegos de sociedad, Cyrano de Bergerac, Torremolinos Gran Hotel, La vida es sueño, El barón, Adiós, señorita Ruth, Al final de la cuerda, Carlota, Desnudo con violín, En Flandes se ha puesto el sol, Una mujer llega, El amor es un potro desbocado, El chalet de Madame Renard, El concierto de San Ovidio, El jardín de los cerezos, El gran teatro del mundo, El poder y la gloria, El quinto jinete, El tragaluz, El villano en su rincón, Judith, Hedda Gabler, Julio César, La casa de los siete balcones, La fundación, La discreta enamorada, Macbeth. La loca de Chaillot, Las brujas de Salem, Romance en noche de lluvia, La venganza de Don Mendo, Tartarín de Tarascón…

 Entre los autores españoles representados se encuentran Pedro Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Félix Lope de Vega, Benito Pérez Galdós, José Zorrilla, Miguel Mihura o Carlos Arniches, Alfonso Paso, Víctor Ruiz Iriarte, Alejandro Casona, Enrique Jardiel Poncela, Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, Carlos Llopis, Jacinto Benavente o Antonio Buero Vallejo, entre muchos otros. Por parte de los extranjeros están William Shakespeare, John Boynton Priestley, Luigi Pirandello, Oscar Wilde, Anton Chejov, Arthur Miller, Henrik Ibsen, Molière, George Bernard Shaw, etc.

 Como realizadores de las más de cuatrocientas producciones de “Estudio 1” destacan Pilar Miró, Gustavo Pérez Puig, Fernando García de la Vega, Pedro Amalio López, Juan Guerrero Zamora, Alfredo Castellón, Cayetano Luca de Tena, Gonzalo Vergel, Manuel Aguado y muchos más.

 Respecto a los actores, por sólo citar a algunos, sobresalen: Jesús Puente, Lola Herrera, Jaime Blanch, Aurora Redondo, Fernando Guillén, Concha Cuetos, Carlos Lemos, María José Goyanes, Luis Varela, Fiorella Faltoyano, los hermanos Irene, Julia y Emilio Gutiérrez Caba, José María Prada, Charo López, Agustín González, María José Alfonso, Álvaro de Luna, Mari Carmen Prendes, José María Caffarel, María Luisa Ponte, Ismael Merlo, Francisco Valladares, Gemma Cuervo, Manuel Tejada, María Luisa Merlo, Luis Prendes, Concha Velasco, Sancho Gracia, María Asquerino, Pedro Osinaga, Amelia de la Torre, José María Rodero, María Isbert, Carlos Larrañaga, María Fernanda D’Ocón, José María Pou, Juanjo Menéndez, Amparo Baró, Antonio Ferrandis, Victoria Vera, Javier Escrivá, Emma Cohen, Francisco Rabal, Alfredo Landa, Verónica Forqué, Manuel Alexandre, Ana Mariscal, Manuel Galiana, Rosa María Sardá, Pilar Bardem, Narciso Ibáñez Menta, Emma Penella…

Ver una de estas magníficas producciones es… recibir una especie de vacuna. Después de degustar una gran adaptación televisiva, uno no puede volver a engullir telebasura; ni siquiera soporta su hedor en fugaz zapeo. Y si lo hace, el recuerdo de la gran obra queda latente… y tarde o temprano la inmunización conseguida con el primer visionado nos lleva a repetirlo o a buscar otra gran obra… Y cíclicamente, cuando baja el telón, flota esa agradable sensación de “¡qué gran historia! ¡qué magnífica escuela de interpretación! ¡qué cuidada dirección, escenificación…! ¡qué pena que no se hagan más obras como éstas!

¡Grandes “Estudio 1”, “Novela”… ! Gracias por ser ARTE.

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El poder de una conversación

“La calidad de tu liderazgo

depende de la calidad de tus conversaciones.

Si quieres cambiar el mundo…

aborda tus conversaciones pendientes”.

(Álvaro González-Alorda)


“Icebreaker” (“Rompehielos”)

 

Un rompehielos es lo que hubiera necesitado Ernest Shackelton, el expedicionario anglo-irlandés cuando el 19 de enero de 1915 su barco se quedó atrapado entre los hielos del Polo Sur. Shackelton que pretendía pasar a la historia cruzando la Antártida de punta a punta a través del polo, tuvo que cambiar sus planes cuando su barco, el “Endurance”, quedó atrapado en una banquisa de hielo y fue aplastado lentamente.

Pero Shackelton y su equipo lograron salir de esa trampa helada. En condiciones extremas, de muchos grados bajo cero y reservas de víveres limitadas sin medios de comunicación y en un barco condenado al hundimiento, como finalmente ocurrió. Shackelton logró escapar y regresar. Y sin perder ni una sola vida.

 La hazaña de Shackelton es hoy un clásico en las historias de liderazgo y gestión de equipos. Y sirve para demostrar que todos tenemos en la vida algún hielo que romper. Y que si no los rompes, si no actúas, el hielo te mantiene atrapado.

 Todos tenemos hielos en la vida algún hielo que romper. El mío fue la enfermedad. Porque yo, debería estar muerta y no hablándoles a ustedes en estos momentos, así que algo salió mal en los pronósticos. No solo sobreviví sino que me está dando tiempo a envejecer. Y tampoco debería haber conseguido hacer una serie de cosas que me pronosticaban imposibles.

Los seres humanos encontramos tres tipos de hielos:

-Los hielos del exterior: Son los más externos y genéricos. Son “la crisis, la coyuntura económica, la cultura, la sociedad. Son esos repetitivos “todo está muy mal” “esto es un desastre” “no tiene sentido”, “no hay nada que hacer”.

 -Los hielos del entorno. Son más cercanos pero también externos. Son los que se originan en esos familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo o estudios aparentemente bien intencionados que se dedican a apagar el fuego de los sueños. Son los de las personas que nos limitan, que siempre están desanimando por sistema, diciendo: “Es imposible. Estás loco. Cómo se te ocurre….” Y al final las cosas no salen como se prevé, parecen disfrutar añadiendo: “te lo dije”.

 Yo encontré estos dos tipos de hielos, menos el tercero:

-El más temible y duro de todos. El de las limitaciones que nos ponemos nosotros mismos. Bastante hay con los hielos externos, como para autosabotearnos. Los seres humanos somos expertos en el arte del autosabotaje.

 No hay hielo más desafiante que el de la enfermedad grave. Porque es una situación límite, como lo era la situación límite de Shackelton.

 La historia de Shackelton y mi propia experiencia vital demuestran que no hay rompehielos más poderoso que el de la actitud. El rompehielos del afán de superación, el que lleva a ir más allá de lo aparentemente imposible.

 Ese rompehielos me salvó la vida y la prueba es que estoy con ustedes en estos momentos compartiendo esta pequeña historia. Gracias por su atención.

The Living Room ©


Historias de emprendedores

Si no encuentras un camino… constrúyelo.


Shining eyes

Esta intervención de Benjamin Zander, director de la orquesta filarmónica de Boston, es ya un clásico de las charlas y conferencias de la organización Tecnología, Entretenimiento, Diseño (TED).

Siempre que la reviso extraigo nuevas enseñanzas.

Siempre.

Si aún no la conoces, aquí tienes la oportunidad. Es un auténtico regalo para el alma.

Y contiene valiosas pistas sobre el liderazgo personal y la gestión de equipos desde la visión de un director de orquesta.

“El  poder del líder consiste en despertar posibilidades en otras personas.”

(Benjamin Zander)


Lo único que no sirve para buscar trabajo es… no hacer nada.

¿Y si pones en práctica algo nuevo y da… un resultado nuevo?

Un enlace orientador para auténticos buscadores.

Aquí está desactivado expresamente: para que te lo lleves, lo actives en tu buscador y lo descubras con calma.

Una vez un enlace me cambió la vida. Cadena de favores.

http://www.expansion.com/emprendedores-empleo/empleatv.html


No es ciencia ficción; es posible; es real.

-“En lugar de esperar a la luz al final del túnel, hay que trabajar con la luz que ya hay en el túnel; y hay bastante luz”.

-“Hay oportunidades y posiblidades, pero hay que saber verlas y sobretodo hay que buscarlas”.

-“‘Paro cero’ significa: ‘YO decido por mi hacia dónde quiero dirigir mi actividad profesional.'”

-“Puedes afrontarlo como un miedo o como una oportunidad”.

-“Es como el Lejano Oeste: es el gran territorio desconocido. Y todos deberíamos alguna vez en la vida pegar ese salto y dar ese cambio”.

-“Yo entiendo ‘Paro cero’: NO te conformes. NO te conformes”.